Artículo publicado en la revista de la Asociación Española de Terapia Gestalt Nº 37 – 2017 (Pág. 262) sobre el vínculo terapéutico en los servicios de acompañamiento.

En busca del vínculo genuino en las relaciones de acompañamiento

MATÍAS PODESTÁ CASTRO

LOS SERES HUMANOS ADOPTAMOS ROLES DE SUPERVIVENCIA EMOCIONAL FALSEANDO INCONSCIENTEMENTE NUESTRO YO EN VIRTUD DE SATISFACER LA FANTASÍA DE UN NOSOTROS MÁS SEGURO.

Como mamíferos gregarios poseemos una tendencia natural al agrupamiento, a la manada y, en consecuencia, a la interrelación. Necesitamos del contacto y del vínculo con el otro para subsistir. El ser humano se humaniza a través del contacto con el ser humano.

Dentro del espectro de nuestras necesidades básicas se encuentran, entre otras, las de abrigo, alimento, sensación de pertenencia o seguridad. Pero la alimentación no es solo fisiológica, necesitamos poder amar y sentirnos amados, nos nutrimos del vínculo con el otro para ser. Somos amor, somos vínculo.

Cabe entender que la salud en el vínculo, la salud en los lazos amorosos con los demás, condiciona nuestra salud como individuos.

Si bien existen diferentes tipos de vínculo determinados en función de la persona o el grupo con el que establecemos el mismo, en este escrito me referiré al vínculo que se establece entre las personas abocadas a las tareas de acompañamiento y sus pacientes como así también, a sus relaciones disfuncionales


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